Señor Director:
El Metro, los puentes y su Ciudad
En la ciudad Herzegovina, durante la guerra que finalmente dividió a Yugoslavia, donde hasta ese entonces los ciudadanos convivían a pesar de sus diferencias religiosas, todos tuvieron muertes que lamentar. Las familias lloraron la traición de sus propios vecinos, el hambre y a sus muertos, en la privacidad de sus casas. Sin embargo, no fue hasta que el Puente de Mostar fue destruido por un bombardeo en 1993, que los ciudadanos salieron a llorar colectivamente su Puente, ese puente que representaba su historia, sus vidas compartidas, su Ciudad. El culpable de tal violencia se suicidó años después—así fue la magnitud y significancia de la destrucción del Puente de Mostar.
A quienes preguntan si los edificios o el Metro son más importantes que las demandas ciudadanas, o más importantes que la vida de las personas, les respondo: que la pregunta no tiene sentido. El Puente de Mostar representaba la convivencia, el lazo entre comunidades, tal como hoy el Metro (en nuestra ciudad mucho más joven), un servicio público, construido con el esfuerzo ciudadano, representa los puentes de nuestra ciudad.
Las demandas y las vidas son importante y la Ciudad es eso, la vida compartida, su historia, las injusticias, logros y aspiraciones. La ciudad es el espíritu colectivo cuya destrucción y saqueo produce un dolor imposible de cuantificar y que se multiplica por cada uno de nosotros. La destrucción de la infraestructura va más allá de la voluntad que significa reestablecer estos servicios. Con esto se saquea y destruye nuestra convivencia, el patrimonio común, nuestra identidad ciudadana y la confianza que nos debemos unos a los otros como comunidad.
Carta a El Mercurio
21 de octubre, 2019
Link a la nota http://www.elmercurio.com/blogs/2019/10/21/73402/El-Metro-los–puentes-y-su-ciudad.aspx