Se han cumplido ya veinte años de la declaratoria de Sitio Mundial de Patrimonio (UNESCO, 2020) para las Iglesias de Chiloé. Ello no habría sido posible si no hubiese existido la intención fuerte y constante de enfrentar su estudio y puesta en valor.
Esto no ocurrió de manera fortuita, fue por la gestión de un notable profesor de la Universidad de Chile, el arquitecto Hernán Montecinos Barrientos, quien logró entusiasmar a profesores y estudiantes en esta cruzada, así como al obispo de Ancud, monseñor Juan Luis Ysern. De esta forma en 1976 se formaliza un Convenio entre la Facultad de Arquitectura y el Obispado de Ancud para el estudio sistemático y la valorización del patrimonio arquitectónico de la isla, basado en un programa de protección y desarrollo del patrimonio arquitectónico de la misma, en el que la Facultad aportaría en el estudio y difusión de la obra, en tanto el obispado sería el garante de este patrimonio religioso, indisolublemente ligado al patrimonio arquitectónico.
Hoy han pasado cuarenta y cinco años de aquel momento, el convenio permanece y se ha actualizado en diversas oportunidades, sin perder su sentido original, ampliando la mirada no solo al patrimonio arquitectónico, sino al patrimonio urbano y cultural de las diversas localidades.
En estas cuatro décadas se han realizado, al alero de la Facultad y particularmente el Instituto de Historia y Patrimonio, investigaciones y diversas exposiciones, siendo la más importante la que celebró la declaratoria de SPM exponiendo las maquetas de las iglesias destacadas de manera itinerante. Además, se han dictado diferentes cursos, manteniéndose hasta hoy el “Taller Chiloé”. Se han guiado decenas de seminarios de investigación, levantado expedientes para declaratoria de Monumentos Históricos o Zonas Típicas y realizado un sinfín de otras actividades, marcando a fuego a estudiantes, hoy arquitectos, que trabajan en la isla o en ámbitos vinculado a su singular patrimonio. Se suman los muchos profesores FAU formados por el profesor Montecinos y sus seguidores, quienes han continuado con esta labor.
Cuando es de dominio publico el valor de la cultura chilota y su patrimonio, creemos de justicia reconocer este primer gesto formal, sistemático e institucional. De no haber existido el interés del profesor Montecinos, la confianza de monseñor Ysern, el apoyo institucional del decano Gastón Etcheverry, tal empresa no habría pasado de ser una intención personal.
Hoy en que frente a una nueva Ley de Patrimonio vemos como se quiere expulsar a nuestro Instituto de la composición del nuevo Consejo parece justo recordar el papel de nuestra institución, no sólo en este caso emblemático, sino en la valoración y estudio de todo el patrimonio arquitectónico nacional, razón que nos llevó a formar parte del Consejo de Monumentos Nacionales, cuando se promulga la nueva Ley de su conformación el año 1970.
María Paz Valenzuela Blossin
Profesor Titular
Instituto de Historia y Patrimonio
Santiago, abril de 2021.