Señor Director:
Si bien la falta de respuesta a nuestras quejas puede producir “rabia”, no es constructivo canalizar esta emoción en su forma más cruda y convertirla en la consigna que alienta manifestaciones de jóvenes y estudiantes.
Nuestra historia nos ha enorgullecido y desencantado, y es esencial comprenderla con responsabilidad. Versiones donde solo destacan problemas, obviando avances, desvirtúan la realidad y pueden alimentar “rabia”.
Las ciudades, plazas, monumentos e instituciones son obras donde se estampa nuestro espíritu colectivo. Su destrucción y saqueo trasgrede todo lo valioso en nosotros y en nuestra comunidad-daño que nos condena a un atraso material y humano-. No permitamos que nuestras quejas sean reducidas a rabia, que tal como la enfermedad, puede ser fatal.
Beatriz Maturana Cossio
Académica Universidad de Chile
Carta publicada el 19 enero 2020