El pasado 10 de junio de 2025, el académico del Instituto de Historia y Patrimonio, Dr. José Marcelo Bravo, lideró una salida a terreno en el marco de la asignatura electiva Patrimonio Inmaterial. La actividad se desarrolló en las comunas de Doñihue y Pichidegua, permitiendo a los estudiantes conocer de cerca diversas expresiones del patrimonio inmaterial presentes en la Zona Central de Chile, tales como oficios tradicionales, festividades populares y saberes rurales, íntimamente ligados a la arquitectura vernácula campesina y huasa.
Durante la jornada, el curso visitó distintos espacios cargados de identidad cultural, abordando dimensiones materiales, inmateriales y paisajísticas del patrimonio local, en el contexto de la cuenca baja del río Cachapoal.
La primera parada fue la destilería Polo Carreño, ubicada en Doñihue, donde el señor Juan Carlos Carreño compartió su experiencia como destilador artesanal. Los estudiantes conocieron el funcionamiento de un antiguo alambique, el manejo de una viña de parrón tradicional y degustaron bebidas típicas como chicha, chacolí, aguardiente y vino orgánico, todos elaborados en la zona con técnicas heredadas por generaciones (Foto 1).
Luego, el grupo se trasladó a la Viña La Torina, en Pichidegua. Allí, guiados por el gerente Juan Luis Ruz, recorrieron las instalaciones vitivinícolas y participaron en una cata de vinos, conociendo de primera mano los distintos procesos de vinificación. Además, exploraron los campos de cultivo, las casas patronales, viñedos y sectores de cítricos, donde uno de los trabajadores más antiguos enseñó la técnica de poda de parronales. La visita culminó con la degustación de un vino de ensamblaje, reconocido con premios en certámenes enológicos tanto nacionales como internacionales (Foto 2).
La última visita fue al antiguo molino de Santa Amelia, en la localidad del mismo nombre. Esta construcción, que data del siglo XIX, es considerada un símbolo patrimonial por los vecinos, junto con la capilla del ex fundo Almahue, propiedad del histórico terrateniente José Manuel Ortúzar. Tras pasar por distintas manos y ser utilizada como bodega de vinos entre 1980 y 2000, el molino fue adquirido por la Municipalidad de Pichidegua. Hoy, funciona como un espacio cultural durante la tradicional Fiesta de la Vendimia, conservando su relevancia histórica, religiosa y arquitectónica para la comunidad.
Esta salida a terreno fortaleció el vínculo entre el conocimiento académico y la vivencia directa del patrimonio inmaterial, permitiendo a los estudiantes comprender su valor en la configuración de la identidad cultural del territorio.


Fotos Marcelo Bravo